Monos que andan después de perder el movimiento y pacientes tetrapléjicos que recuperan el agarre de la mano. Los implantes cerebrales podrían evolucionar las lesiones de la columna."¡Vamos, vamos!". Eso era lo único que pasaba por la mente de Grégoire Courtine. Este neurocientífico francés observaba a un macaco mientras se encorvaba agresivamente al final de una cinta andadora. Su equipo había seccionado parcialmente la columna vertebral del animal con un bisturí para paralizar su pierna derecha. Courtine quería demostrar que podía lograr que el mono caminara de nuevo. Para ello, su equipo había instalado un dispositivo de grabación dentro de su cráneo, en contacto con su corteza motora, y había suturado un par de electrodos flexibles en la zona de la columna vertebral, por debajo de la lesión. Ambos dispositivos electrónicos estaban conectados inalámbricamente.
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