La imaginación popular siempre ha conceptual izado un mundo donde los robots se encargan de las tareas diarias. Sin embargo, el futuro de la robótica se ha negado resistente mente a materializarse con robots todavía limitados a las líneas de ensamblaje de fábricas y otras tareas controladas. Si bien se utilizan mucho (en la industria automotriz, por ejemplo), estos robots son grandes y peligrosos para los trabajadores humanos; tienen que estar separados en compartimentos de seguridad.
Los avances en la tecnología robótica hacen que la colaboración entre humanos y máquinas sea una realidad diaria. Mejores sensores y más baratos hacen que un robot sea más capaz de comprender y responder a su entorno. Los cuerpos de los robots se vuelven más adaptables y flexibles, ya que los diseñadores se inspiran en la extraordinaria flexibilidad y agilidad de las complejas estructuras biológicas, como la mano humana. Y los robots se conectan cada vez más gracias a la revolución de la computación en la nube y la posibilidad de acceder a instrucciones e información de manera remota en lugar de ser programados como una unidad totalmente autónoma.
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